Sol

 



Todos los caminos me conducen a ti.


Tengo miedo de soltarte; incluso si nunca te he tenido,

miedo de contarte, que pienso; en cómo hubiese sido.

La vida tiende caprichosamente a cruzar nuestros caminos,

como si la distancia o el tiempo significara algo para el destino.

 

Un destino que  nos conduce a viajes inesperados,

sobre vías sinuosas a lugares olvidados.

Lugares tan lejanos, en donde la luz del sol aterriza,

y que a través de tus manos quiero, que algún día, descanse mis cenizas.

 

He visto mucho más de lo que podíamos alcanzar,

incluso sabiendo que no nos queríamos atar.

Entendimos el momento como algo irrepetible,

y evitamos entablar, lo que en todo momento fue posible.

 

Miramos desde arriba, todo aquello que  pudimos escalar,

y juro que te besaría, si no hubiese necesitado tiempo para respirar.

Mi vida pendía de un hilo al haberte seguido,

pero si así no fuera, sería tan aburrido.

 

Llegamos tan alto, que hasta de la rutina se escapa,

aunque al bajar, temíamos caer como una bolsa de papas.

Nada fue capaz de detener tu espíritu aventurero,

y como fue tu día, decidí solo seguirte por cada sendero.

 

Dirían que estamos juntos, todos aquellos que nos veían,

aun que sólo los dos sabíamos, lo que sucedía.

Era raro habernos encontrado después de tanto tiempo,

y darnos cuenta que no había cambiado en nada los sentimientos.

 

Me despertaste en madrugadas, para seguir velozmente en otro camino,

y aun que fuese peligroso, preferíamos dormir al volante que escuchar a Camilo.

Pero todo valió la pena, al oírte leer un texto con gozo,

Y estoy seguro, que así como yo, él de ti está orgulloso.

 

Todos los caminos me conducen a ti.

Lluvia

¿Será que no existe un adjetivo para este sentimiento?

¿Será que no escucho la respuesta a lo obvio?

Quizá; tal vez no vea la realidad de esta fantasía, ni sienta la textura de lo etéreo; pues mi verdad es una ilusión bajo la mirada ciega de este ser. Una realidad infinita, limitada a su piel y a una esencia terrenal divina, que fluye sobre el alma de quien simplemente la ama.

Un ser real, cuyo abrazo infunde la idea imaginaria de su existencia temporaria y perpetua; un ser cuyos pasos me guío bajo la lluvia en una noche tristemente alegre hacia un destino conocido e incierto.

Un momento eterno a su lado, en un abrazo cálido y fresco, que esculpe en la memoria recuerdos perfectos de instantes inconmensurables. Un fluir de constante intermitencia del tiempo en un ritmo pausado y frenético.

Real y quimérico era esa lluvia, que sobre el techo hacía un sonido silencioso como un cuadro cuyos colores son las notas y acordes que componen una sinfonía estática sublime. Su voz resonaba en el silencio con declaraciones mudas de sentimientos que gritaban. Sus besos calmaban la tormenta y paralizaban el tiempo en un santiamén único e irrepetible.

El abrazar su cuerpo en un encuentro de despedida, hacía aflorar en mí sensaciones contrapuestas de ir y quedar, de retener y soltar, dejando en mi mente el deseo de eternizar lo efímero y repetir ese instante mil veces manteniéndola única.

¿Será que no existe un adjetivo para este sentimiento?

Por
Hugo D. Colmán








La corrupción en Paraguay; no es falta de educación

Te has preguntado, si el paraguayo es corrupto por causa de su ignorancia o es ignorante porque es corrupto (?) Lo normal, es que la mayoría de las personas apuntaran a la corrupción como un efecto del sistema educativo decadente, otros (como yo) creen que la corrupción no es ni de lejos falta de educación.

Antes que nada, no me refiero a la corrupción como sólo relativo a la clase política, sino a la sociedad paraguaya en general; todos sabemos y fuimos testigos de actos de corrupción alguna vez en este país y aun que la mayor parte de ellos deriva de nuestros “representantes” no debemos olvidar que la nación en general es parte de ello. Y esto obviamente es más notable en época de elecciones, donde los mismos electores están más interesados en saber “cuanto” pagará el candidato por su voto, que por cualquier falsa propuesta que pueda enunciar un político, de hecho se han dado cuenta que casi ningún partido político “importante” tiene un plan real de desarrollo para el país (?) quizá esto se deba a que a los paraguayos no nos interesa los proyectos, sino la pequeña propina que un ignorante esté dispuesto a pagar por nuestras conciencias; aun sabiendo que éstos pagos son sólo una “inversión” para el político, pues de todas formas lo recuperará con creces del dinero público.

Pero volviendo al tema del principio, es la corrupción fruto de una mala educación (?) o es parte de un déficit moral y ético del paraguayo (?), yo me inclino por la segunda opción, creo sinceramente que a pesar de que las falencias educativas sean responsable de la mayoría de nuestros males, la corrupción sin embargo no es parte de ella, claro que lo agrava considerablemente pero no encuentra sus raíces precisamente ahí.

Creo, que la corrupción de nuestra gente se debe a una pérdida de valores morales y una falta de conciencia o una incapacidad de pensamiento más allá de las costumbres. Sí, creo que la corrupción de nuestra gente es parte de nuestra costumbre; estamos tan acostumbrados a la compra de votos que nadie dice nada, estamos tan acostumbrados a los planilleros que ya es normal que ocupen estos cargos, estamos tan acostumbrados a todos los hechos de corrupción que para ciertas personas es más fácil decir “así nomás son las cosas” como una especie de fatalismo inmutable, o te acostumbras o no podrás “crecer” en este país, estamos tan acostumbrados de que para conseguir empleo en ciertas funciones aparte de tus aptitudes deberás estar afiliado a algún partido, de hecho no es necesario ni siquiera tener aptitudes sólo basta y sobra ser de un movimiento político dominante.

Y como si todo lo anterior fuera poco, últimamente he visto personas con formaciones académicas envidiables, con puestos admirables dentro de la sociedad; incluso a jóvenes universitarios con buena “educación” y un futuro prometedor, individuos que nacieron con más suerte que la mayoría de los paraguayos, que al igual que todos los demás son capaces de lamer el piso por donde pasa un político que es mucho más estúpido que ellos. Estoy seguro, que ustedes también conocen a personas inteligentes, bien formadas que por poco no es un “huerrero” más dentro de esta penosa estructura social. De ahí saqué una conclusión básica, la corrupción no es fruto de una mala educación, sino de una mala costumbre; y lamentablemente, las malas costumbres solo se pierden observando buenos ejemplos.

“Cada pueblo, tiene el gobierno que se merece”

Quizá te interese: Educación vs Vocación

Por

Hugo D. Colmán ©