La tercerización o
subcontratación es una modalidad económica adoptada por empresas productoras de
bienes o servicios. Consiste principalmente en que una empresa mueve o destina
recursos orientando a cumplir ciertos fines hacia una empresa externa a través
de un contrato; normalmente destinada a contratar entidades o a individuos
especializados en distintas áreas.
Y cuando nos referimos a la
administración pública, hacemos referencia a personas o a entidades encargadas
de prestar un servicio para la comunidad, siendo netamente una organización sin
fines de lucro. Razón por la cual, se discute mucho sobre su eficiencia.
Los funcionarios públicos
son individuos que prestan servicios dentro de cualquier puesto creado por el
Estado y cuya remuneración está prevista en el Presupuesto General de Gastos de
la Nación. Lo que sin dudas da a entender que su salario es fruto de los
impuestos de los ciudadanos.
Pues bien; en la actualidad
realizar funciones de funcionario público es muy simple, decía un colega; pues
no necesitas tener preparación y no hay ninguna especie de fiscalización o
evaluación de la productividad de los mismos. La jornada empieza generalmente a
las 7 u 8 horas y termina entres 13 o 15, eso claro sin contar con el ritual de
iniciación del trabajo, que normalmente comienza con ponerse al día con los
amigos y amigas; comer algo en la media mañana y lógicamente tomar el
infaltable tereré, que aparte de ser tradición nuestra es un medio utilizado
para perder más aun el tiempo; luego empieza el trabajo, faltando posiblemente
4 o 3 horas para el cierre de la “jornada laboral” del funcionario.
El sistema de administración
pública decía un Profesor de esa misma área, es eficaz, pero es ineficiente.
Con lo que quería hacer notar que el problema de la administración pública
estaba en los funcionarios y no en los medios utilizados para la realización
del trabajo. La eficiencia es la relación de los recursos utilizados y de los
resultados obtenidos, es decir, en este caso sería el salario pagado y el trabajo
prestado o realizado por el funcionario, que claramente es desproporcional,
pues ganan mucho, trabajando poco.
Quizás esa costumbre, sea
propio del paraguayo, que está familiarizado con hacer vai vai las cosas. Y
cuando se trata de asuntos públicos la cosa no es distinta, pues no habiendo
personal que evalúe el trabajo y la productividad de los funcionarios todo
seguirá como está.
La solución.
Según algunas opiniones la
solución de este problema es la tercerización de la administración de ciertos entes
públicos, es decir; que la dirección, evaluación y la contratación del personal
estaría a cargo de una empresa privada contratada por el Estado para este fin.
¿Por qué sería distinto, si
una empresa privada administrara ciertos sectores públicos?
La diferencia fundamental
está en el propio organismo que administraría ciertos sectores; ya que
tratándose de una empresa privada, sus ansias de lucro hablarán más alto. Con
lo que dan a entender que el Estado destinaría recursos a esas empresas y las
mismas la administrarían, evitando gastos innecesarios y descontratando a
funcionarios poco eficientes, de esa forma maximizan sus ingresos explotando ciertas
áreas administrativas del Estado.
Los costos serán un
problema.
Otras opiniones sin embargo
encaran esa “solución” con escepticismo, considerando que privatizar la
administración pública, es relegar a la clase menos privilegia, ya que todos
pagarían para acceder a la administración.
En verdad no es privatizar,
si no tercerizar, la diferencia entre uno y otra está en que; privatizar es la
venta o paso de dominio y de propiedad de una empresa pública a una entidad
privada. A partir de ahí la empresa pública se convierte en privada y todos los
gastos como los beneficios pertenecerán a los accionistas.
Mientras que la
tercerización es una contratación hecha por el Estado a favor de una empresa
privada para que ésta administre cierto sector, vendría a ser como una especie de concesión;
en este caso el Estado paga a las empresas, un monto en bruto, que la misma deberá administrar
para cubrir los gastos y al mismo tiempo obtener beneficios.
El Estado como una entidad
sin fines de lucro siempre fue y seguirá siendo un pésimo administrador.
Mientras que los sectores privados han demostrado ser eficaces y eficientes en
esa área. Quizás sea nítida la necesidad de una alianza público-privado para
mejorar la administración pública del Paraguay
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