Las mismas músicas, los
mismos libros, las mismas ideas, los mismos gustos. Los mismos tipos de
personas.
¿No te has sentido solo/a
estando acompañado/a? ¿No has buscado refugios en mundos diferentes? ¿No te has
sentido preso en el tiempo, en lugares y a lado de las mismas personas de
siempre?
Creo que muchas veces, perdemos el interés de conocer nuevas
personas; pues casi todos se volvieron genéricos, con las mismas mentes, con
las mismas opiniones y con los mismos argumentos.
Es difícil encontrar quien
se atreva a nadar contra la corriente, quien de verdad busque hacer las cosas
distintas y construir su propio “YO” sin rasgos de las mentes comunes que impregnan
todo; que tenga su propio punto de vista, y que no se deje manipular por
emociones colectivas.
Alguien que se atreva a
hacer lo que le gusta, no lo que sea “correcto”, alguien que diga lo que
piense, no lo que deba “pensar” o deba “decir”, alguien que esté libre de esas
cadenas psicológicas que le impidan volar como todo ser humano es capaz de
hacer.
Alguien que hable poco, pero
que diga mucho, alguien que cante incluso si desentona, alguien que pinte no
solo sus uñas, alguien que se enamore de un instrumento musical y se entregue a
un libro; alguien que se ría de sí misma.
Alguien que se dé más valor,
alguien que sea capaz de seguir adelante deseando volver atrás, alguien que deja
todo por otro sin esperar bendiciones.
Alguien; que sea diferente.
Por:
Hugo D. Colmán.
Hugo D. Colmán.