El Paraguay & los Cambios Necesarios


Hablar de los problemas del país, es siempre una cuestión interesante para esas personas que aman su nacionalidad, y más aun cuando se debate sobre las posibles soluciones a nuestro fallido intento de ser un Estado institucionalizado.

Estoy casi seguro, que gran parte de la gente considera que la educación es unas de las herramientas o quizás la única capaz de resolver “todos” nuestros problemas. Normalmente se olvida, que la educación es la inversión con retorno más lento que existe, razón por lo cual la mayoría de los Estados sudamericanos (incluyendo el nuestro) saltan este ítem por considerarlo un gasto con poco o casi nada de provechoso para la nación. Siendo así, gran parte de los mismos Estados encuentran una solución “ingeniosa” para resolver las penas que afligen a su pueblo, lo cual es: utilizar los recursos para alimentar a gentes que no producen; normalmente ese hecho es llamado de “acción social” o simplemente inflar el presupuesto en salarios, olvidando por completo la infraestructura.

No estoy en contra de la “filantropía” de nuestro Estado, sólo considero que esa no es la herramienta conveniente, ya que se constituye como una carga casi insostenible.

Por esa razón algunos consideran que para mejorar a nuestro país, es necesario adoptar medidas que traigan los cambios mucho más rápido. Algunas de esas medidas, serían digamos poco ortodoxas, como por ejemplo; hacer un golpe de Estado instaurando un régimen comunista; bueno, la idea parece descabellada, pero dada la situación en que nos encontramos, cualquier cosa es mejor que seguir igual. También se habla de un nuevo partido político, que capture la esencia de los valores y de los principios éticos y que sea capaz de salvar al Paraguay de los sanguijuelas; esas ideas tienen su fuente en la creencia que los partidos políticos tradicionales son el causal de todo mal de que padecemos, que de cierta forma no es una completa mentira.

La cuestión es que, nosotros ya tenemos la herramienta necesaria para cambiar a nuestro país, lo cual es el VOTO. Esa maravillosa herramienta está definitivamente en nuestras manos desde 1992; así que, no es necesario recurrir a medidas tan “extraordinarias” para proteger los intereses generales, ya que sólo basta con romper el “circulo vicioso” para seguir a una línea recta ascendente.

Con lo expuesto quiero decir, que para los grandes cambios, será menester elegir los mejores candidatos, olvidando los “criterios” basados en el fanatismo y dando un paso hacia la elección consiente. Cabe mencionar que el círculo vicioso a que me referí, expresa la necesidad de renovar por completo el poder legislativo, ya que la reelección de los incompetentes mantienen a la política paraguaya estacionaria y sin ningún cambio.

Yo tengo la convicción, de que todo individuo que se candidata por primera vez a un cargo público, mantiene el ideal de mejorar la vida su pueblo, de trabajar incesantemente por el bien de su prójimo; pero las malicias en que se encuentra inmersa la política hacen que el más perfecto de los hombres se corrompa. 

Y esas malicias son puestas por lo que ya estaban en el poder, los que ya conocían las facilidades  de hacer desaparecer recursos, de simplemente levantar la mano para duplicar su sueldo, de percibir remuneraciones y bonos sin siquiera necesitar estar en el lugar de trabajo. Los individuos que conocen estas “facilidades” siempre buscan la reelección, no por que quieran seguir su labor altruista, sino porque quieren seguir disfrutando de la vida que nosotros le pagamos.

Por esa razón yo creo, que no necesitamos de un golpe de Estado, y ni siquiera de nuevos partidos políticos; necesitamos gente nueva, con ideales vivos que ocupen los puestos que las sanguijuelas han ocupado por años, necesitamos renovar la clase política. Hay senadores, que ni merecen la silla que tienen, que no han aportado nada de provechoso para la sociedad y sin embargo ostenta el título de un “servidor público” no voy a citar un nombre (Galaverna) pero tenemos la posibilidad de cambiarlo y no será necesario recurrir a medios tan radicales para lograrlo; la democracia es nuestra mayor arma.

Por: Hugo David Colmán ©