Una sublime existencia,
de espíritu puro y valor.
Que se obsequia a un pecador.
por las manos de la excelencia.
De santidad pura,
y visibilidad latente.
Ofreciendo al corazón doliente,
el amparo y la cura.
Afecto que apasiona,
a la esencia de mi alma.
Que eleva mi orbe a la calma,
enloqueciéndome por esa persona.
Prodigioso amor,
que germina en mi ser.
Dotándome con el poder
de suprimir el dolor.
El alba que inunda el vacío,
desaloja la pena y la tristeza
Siendo mi más fuerte fortaleza,
sus caricias; como tenue brisa de rocío.
Por: Hugo David Colman M. ©
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