Tus manos, tus labios, tu cuerpo. Sólo tú.
Ni la inmensidad, ni la eternidad;
separará nuestro camino.
Pues nuestra única verdad,
fue escrita por el destino.
No habrá temor,
al tiempo, ni a la distancia.
Pues la esencia de tu amor,
me lleva a mi infancia.
Necesito tu presencia,
abrazando mi alma.
Ya que sólo tu existencia,
eleva mi orbe a la calma.
Aprendí a quererte;
por tu estilo y actitud.
Y mismo sin conocerte,
tú, me llenas a plenitud.
Tus manos, tus labios, tu cuerpo. Sólo tú.
Hugo David Colman M ©
Dedicated Especially to: Joice Arevalos